En la mañana del 1 de mayo, se encontró un jaguar muerto a un costado de la autopista 180D, en el tramo de Playa del Carmen a Chichén Itzá.
El jaguar, una especie en peligro de extinción, mostraba señales de haber sido atropellado, incluyendo una amputación de la cola.
El incidente destaca la vulnerabilidad de la fauna local frente a la creciente infraestructura vial.
La desaparición posterior del cuerpo del jaguar complica la investigación sobre las causas de su muerte y afecta los esfuerzos de conservación.
Este suceso resalta la urgente necesidad de medidas para proteger a estas especies en sus hábitats naturales, que se extienden desde México hasta Argentina.