Probablemente la mayoría del mundo sabe lo que son y han experimentado la divina relajación al mecerse en una. Las hamacas son la cuna perfecta para cualquier persona, dueñas de cientos de descansos. Sin embargo, esta no siempre ha sido su única función y, además, gracias a su existencia milenaria, podría decirse que es un objeto trotamundos.
¿Por qué “hamacas”?
La etimología de la palabra es todo un acertijo geográfico. Esto se debe a que muchas culturas han “inventado” por su cuenta su propio estilo de hamaca. Y no existe evidencia real que conecte a dichas culturas entre sí.
Para empezar, la palabra en sí proviene de los taínos, habitantes precolombinos de las islas Lucayas, las Antillas Mayores y el norte de las Antillas Menores. En su idioma, hamaca significa “red para pescado“.
Otra definición surge del idioma creole haitiano, donde se traduce a “árbol“. Aunque, la explicación con argumento más pesado es que las primeras hamacas eran hechas de la corteza del árbol ´hamack´. Aunque, posteriormente, la planta sisal sustituyó a la corteza del ´hamack´ como material preferido para la elaboración de hamacas.
Desde Sudamérica hasta Europa
El verdadero origen de la hamaca es similar al de su etimología, un confuso laberinto. Pareciese que múltiples culturas y civilizaciones decidieron tener la misma idea en épocas y locaciones diferentes. A fin de cuentas, todos somos humanos.
Algunos creen que las hamacas son de origen polinesio. Otros, aseguran que los propios taínos fueron los primeros en hilarlas en las Antillas. No obstante, la tremenda popularidad de las hamacas en Yucatán también le han jactado su origen. Es difícil saber realmente dónde y quién realizó la primer hamaca.
Incluso, hay una hamaca representada en el Salterio de Luttrell, datado alrededor de 1330. Es un salterio iluminado encargado por Sir Geoffrey Luttrell (1276-1345), señor de una mansión de Irnham en Lincolnshire, escrito e ilustrado en pergamino circa 1320-1340 en Inglaterra por escribas y artistas anónimos.
Es claro que el milenio existencial de las hamacas ha hecho que sus huellas por la historia humana sean cada vez más borrosos.
Los mil y un usos de las hamacas
Gracias a su diversidad culturar (y de épocas), estas han tenido una infinidad de usos. Se dice que las culturas prehispánicas las utilizaban utilizaban para cargar a los heridos en batalla, transportar diferentes tipos de carga y, claramente, para una buena siesta.
En otros lugares, como Europa, su mayor función era la del descanso. Además, era la ´cama´ perfecta para los hombres de la mar, ya que el balanceo de las hamacas se ajusta adecuadamente a los movimientos de los navíos.
Importancia social
Este detalle pasa por desapercibido, pero desde hace cientos de años, las hamacas poseen un gran impacto en las sociedades donde habitan. Desde las civilizaciones precolombinas, los indígenas de bajo estatus social y económico pasaron de poseer camas de palos a la comodidad de una hamaca hecha de corteza o ramas.
Hoy en día, este producto popularizado se ha encargado de simplificar espacios en viviendas y permitir una mejor calidad de vida. Ya sea por gusto o necesidad.